miércoles, 9 de abril de 2008

El espeso y meloso coito de un ego

Háy! dulzura de piel que se desliza como la miel en los labios del enamorado, tus curvas entumecen la mirada de la percepción como estupefaciente en la corniza de mi cabeza; tus vueltas, tu rastro perenne de perfume de narcisos, tu pecho que se infla, tus senos tiernos y apretados dinamizan mi imaginacion, tú, mujer preciosa de cabellleras rojas, luz propia del alba épico en la epopeya de la delicia y el encanto, del amor, tu melodia y colores, tus piernas aterciopeladas acarician mis ojos, rompen mi aire , embrutecen mis sentidos y el instinto se me hace indómito...
Permíteme estas palabras sinceras en tu indiferencia, tu nada es la motivacion para este bardo, despues de todo, no mates mis versos con respuestas gentiles y condescendientes, mas abofetéame la cara con la sutileza de tu distracción, rómpeme el corazón, fusila mis palabras, por favor, no digas nada...

Efimeramente tuyo.

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