viernes, 27 de marzo de 2009

El vómito

"Si...demasiado vómito. Hay que suspenderle el litio y recetarle una dieta."
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Cita de uno mismo en estado vegetativo.

domingo, 22 de marzo de 2009

Para escuchar

Hacer click en el vinculo. Dejar que se cargue y reproducir, si se quiere, desde el minuto 37:20 segundos.
Cuerdas:
http://real1.radio.hu:8080/ramgen/bartok/2009/03/20/2009-03-20-b15.rm?start=0:04:00.0
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Hacer click en el vinculo, la pieza desde el minuto 5:58 segundos... es rayo de sol sesgando los ojos:
http://real1.radio.hu/bartok/2009/03/19/2009-03-19-b22.ram
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Absurdo I

Y ahora celandome el cielo, tirado en este gris pedregal que linda al sur con unas montañas de chocolate abrazando badenes de arena besados por la lluvia, y al norte con dunas de polvo esponjoso volátiles cual humo de fogata marchita al siroco desesperanzado de otoño; ahora hecho bodrio circular envejeciendo el tiempo, profanando el sol que me baña con desén entre el alba y el crepusculo del ocaso rayandome la frente...
Qué barbaridad el flagelarse en esta pena, mi cripta natural, de escombro fragil y fácil erosión. ¡Pero qué ruina la espectativa de mi cuento! ¡de mi corta historia! ¡de mi vida copresente de la burla! Cruel es el paisaje que me conduce a jugar a ser bardo del espacio vácuo de colores fantaseados. A él, mi voz omnipresente y el jadeo de mi final:
-PRIMER ACTO: Eramos cinco! cuatro paridos por tierra y uno de ellos por aire, ya grandes, adolescentes, presumidos entre nuestras incapacidades y virtudes o soslayos inventados para habilidades corrientes de que nos jactabamos... flirteabamos entre nosotros para cada uno de nosotros; así empezó por demostrar Damasco su más grandiosa habilidad, potencia desgarradora de sonidos: "Mírenme, seguro vosotros canallas pueden hacer lo mismo que mi merced".
-"A ver, capullo de seda, muestra lo que tu merced se acoraza para sí, y te diremos que tan grandioso es tu espectáculo" le dije en voz baja. "Sí, atrévete" le decía el del aire. Damasco prosiguió por abrir su boca lentamente y posar, relajada, su lengua contra la mandibula, estiró la piel que cubría sus pectorales apretando con fuerza sus pezones, miró al cielo (esto exaltó al del aire), entrecerró los ojos y gritó melodioso Re# de manera tan estridente que le temblaron los codos y a nosotros nos vibraron las cuerdas vocales, ensalzando más aún su -por seguro- pronta victoria; lo hizo por aproximadamente catorce segundos, hasta que violentamente su piel volvió a su pecho. Luego bajó su menton hacia nosotros y con una sonrisa grotesca nos introdujo: "¿Habeis aprendido a soportar un sonido tan agudo? pues yo si, mis oidos soportan todo tipo de, por mas imperceptible que parezca, sonido vertical".
-"Eso es fácil para el que tenga los oidos preparados" dijo Tejón, y volvió su mirada hacia nosotros esperando un gesto de aprobacion para semejante comentario estúpido.
Nosotros asentimos sin embargo para disipar toda duda de sorpresa que nos habia provocado conocer oidos tan desarrollados. Tejón, decidido a ganar la competencia hizo gestos de atencion para nosotros y se propuso a sí mismo mostrarnos su grandiosa habilidad. "Esto no se aprende en la escuela" aclaró, tomo aire suficiente como para navegar el oceano, y soplo con fuerza al cielo, con mucha fuerza, sus ojos enrrojecieron y su cuerpo desfallecía de a poco. Fué más grandiosa nuestra sorpresa al ver que, de a poco, el sol se movía y nuestro planeta giraba a penas minutos. La verdad, confirmada por Boro Boro, de olfato desarrollado, es que había miedo entre nosotros, ante semejante habilidad que escondía Tejón.
Al terminar de soplar, al cabo de 12 segundos, Tejón inspiró profundamente su bocanada de aire vital, se apoyó sobre sus rodillas y nos dijo: "A ver seres inferiores, jóvenes... ¿ustedes pueden acaso controlar el zenit de sus sombras? ¿pueden no sentir miedo ante semejante habilidad presenciada?" Se reía jadeante. -"¡Patrañas!"dijo Boro Boro,y siguio: "yo sé que sentiste mucho miedo Tejón, yo pude oler el miedo agrio que emanaba tu cuerpo... ¡tenías miedo de morir!" el soplador quedó perplejo ante tan acertada afirmación, agacho su cabeza como muestra de resignacion. Todos nos reimos del pobre, que ni siquiera pudo contener las lágrimas de su miedo y salió corriendo por el sendero mientras cubría sus lágrimas empapando sus manos.
-"¡Eh chico, vén aqui!" le gritó el del aire. Nunca supimos por qué fué que Tejón volvio al lugar y se sentó como obsecuente a nuestro costado sobre una roca.
-"¡Continuemos!" dijo Boro Boro, dispuesto esta vez, a mostrarnos su más preciada habilidad. Boro Boro, conocido por su olfato desarrollado, nos propuso a cada uno pensar en un aroma, y él lograría decirnos qué es lo que pensabamos. "No" fue nuestra respuesta generalizada. Entonces Boro Boro renegó por su suerte e incomprensión, sentó a llorar unos segundos, luego agarró una piedra con fuerza y la tiró contra el horizonte. Al desaparecer de nuestra vista la piedra, Boro Boro dijo: "Esta es mi fuerza extraordinaria, ¡míren... ahi viene mi piedra de nuevo!" y la piedra paso por arriba de nuestras cabezas, y siguió, hasta el día de hoy, girando por la circunsferencia de nuestro planete. Boro Boro se sentó ofuscado sobre otra piedra, y le dió un codazo a Tejón.
El del aire desplegó sus alas, salió volando y gritó: "¿pueden acaso ustedes verse desde el cielo? ¿pueden acaso ustedes volar? ¿acaso pueden besar las nubes?" nos gritaba mientras se alejaba más y más hasta que llegó a las nubes, que se empezaron a alborotar en un vaivén excentrico.
Boro Boro rió por debajo, como si su fortuna se hubiera visto agraciada. Al tiempo caía una gota espesa de lluvia y se sumergía en nuestro origen.
-SEGUNDO ACTO: Así quedé yo por mostrar mi habilidad, que desconocia. Si hubiera conocido mi condición de escualido no habría intentado inventar esa habilidad. "Sientan el esplendor de mi habilidad" me jacté contra ellos... me hinqué sobre mis rodillas, llevé mis brazos hacia atrás lo mas que pude, doblé mi cuerpo lo más que pude, para intentar el salto mas fantástico de la historia, cuando de repente "¡Click?" se escuchó, y ante la mirada atónita de mis competidores (menos el del aire), me di cuenta de que un par de costillas se habian trabado con unas vértebras de mi columna arqueada al máximo, y así quedé en una posicion muy incómoda, y mis competidores, ya seguros de su derrota, largaron carcajadas en todos los idiomas por todos los vientos y se retiraron mientras vociferaban sus nombres y sus habilidades.
Ante la desesperación corrí como pude a la cima de una colina, el cielo se mostraba como lámina de cobre empastado de tinta cerúlea y amarillo pálido, puedo imaginar mi silueta en negro rodeada de un aura sonrojada con efluvios de fuego transpirado y calor hipnótico, parezco una criatura que no existe más que en papel o celulosa, veo ese árbol de manzanas vapuleado al viento ronrroneandole al mar y su piel turbada de extasis, y su mador que lentamente se entregaban a los tintes fulgurantes pintados por el sol, que de apoco reclinaba su pesado y viejo cuerpo obnubilante y lo asentaba finalmente sobre el misterio que las estrellas tan secretamente se comentaban en parpadeos dignos de un stacatto que atenuaban la orquesta de la noche y la luna juglar, de ojos paranoicos, ansiosos, enfermos buscando un objeto para pasear su jocosidad. Segui corriendo con mi cuerpo y suerte sacudidos, hasta tropezarme accidentalmente y rodar, vulnerable, hacia este pedregal.
Pasaron ya los años y continúo aqui, esperando la respuesta de mis competidores a la pregunta que engloba mi habilidad: "¿Pueden acaso ustedes con su derrota?!" les grito incesantemente......


Si un acto ha de ser digno de sopesar, solo lo hará sobre el dueño de esa consciencia ígnea.
(sujeto a modificaciónes)

domingo, 15 de marzo de 2009

Ya tiene que salir

Otoños de sangre enfermiza caen de los cielos guardados por un angel fausto de cejas abiertas y fosas apretadas, celando las pompas de algodon impregado de pestes con pus rasgada de su piel-tejido infectada de vanidad, miasma diluviando la superficie de su cuerpo empalado por huestes inicuas que pesan el aire sobre su cuello y espesan la respiracion a cada segundo de muerte que segrega la existencia de la tierra sedienta y ansiosa por libertad reprimida, represora al roze de los dedos extendidos y relajados corriendo de un punto corrupto a un punto noble para provocar un jadeo-efluvio de vuelo hormonal; a cada paso, a cada caso, por una pisada con una rendicion, a una pisada de la victoria y a una mirada caduca en la trasparencia de las aguas, se pierden los pies, se hunden los tobillos y se ahoga el ocaso del hombre atravesando su rio sobre su cruz. Oh, pequeño niño erguido sopesando tu condena, pobre tu columna cada vez mas lejos de tu cuerpo, pobre tu flor cada vez mas cerca de tu luz, pobre tu luz de rosas amarillas encendidas al ruido ensordecedor de un vals afligido, tal vez lúgubre en su ambición por convertirse en orquesta sorda en el tacto al insomnio, su música vertida en magnificente cadalso ácueo con maroma gastada perfumadas de jade espeso...