viernes, 30 de enero de 2009

IVº Capítulo

I

Las falanges esqueléticas de cromo líquido sostenían una copa de vidrio opaco, casi rojizo en la transparencia que dejaba ver de su interior un corazón, un contenido que nunca parecía cesar, simple monotonía de perderse en los detalles de abarcarse a sí mismo desde adentro, tiritando brillo de lo que ocluía en el medio del trayecto oscuro que ocupaba despacio, temeroso y tembloroso, el pulso lascerado cortando de a poco el aire anguloso por la gravedad desesperada en la piel de su sevidor delgado, de aparente y sombrío rostro humano, de ojos tristes y entrecerrados, de orbitas excentricas e hinchadas en lágrimas, lágrimas cautivas, encerradas entre las paredes ásperas lisas que invitaban a girar sin fin hasta chocar el orificio invisible de los sueños, de las pesadillas y de la lucidez de seguir inflado en aguas de lástima, en venenos que pretendía derrochar sobre su amo: su mano izquierda.


II

Gotas relucientes de ácido le derruian su botella, y la copa se llenaba de gracia y esplendor, tanto que se permitía derramar en el abismo, parte de lo que invitaba de beber. Flotaba metamorfoseando: de humo, a pajarillos; de canto, a luz tenue; de verde muerto, a rojo oscuro; de un silencio vacio, ondulante, deseseperado en el encierro de su movimiento, a distancias ocultas de fibras crudas empalando espíritus materiales,físicos! gritando sombras temerosas y constriñendo los arboles del nihilismo, formando su esqueleto, deformando su carne y esculpiendo su prejuicio.
III
Ya ni los frutos de su estructura lograban sostenerse ni las semillas de su carne lograban macerarse, ya ni siquiera el suelo era capaz que regalarles sombra, ya ni el sol existía en su crecimiento; era el cielo y la madera fresca las que reflejaban su imagen en el aire, sólido y enredado, ni siquiera explotar el alma en parículas de roca lastimaban su boca... la luz tenue de vela que atravesaba su vino se había extinguido, y con ella, la mano derecha que servía a su mano izquierda, pues la copa estaba vacía al no verse atravesada por luz, si, la oscuridad rellenaba su tiempo nuevamente, y el viento en chillidos sórdidos cerraban la puerta, la ventana prospectiva se apagaba de a poco, y todo se nublaba,se borraba, se contraía y terminaba en el germen de su tristeza, una lágrima agria en el fondo de vidrio.

IV

...Fin...

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Mentiras gaseosas de un conocido, un conocido de K.C.O