jueves, 7 de marzo de 2013

Meandro



La manera en como las hojas se agitan, el verde que se avejenta al sol, el oro del ocaso, el rojo de las ilusiones, la muerte de la pasión, las palabras y los acontecimientos, los pensamientos en el agua, y el plateado de las nubes, viles, macabros.
La asfixia de un saco, el calor de la frente y la transpiración en los labios, la podredumbre y la hipocresía, el hombre, la mujer, la "especie", las pieles y sus jugos, las trompas y los ruidos, las cuerdas y los huesos, la piedra entre las piernas, la membrana entre los dedos... hasta la trilla de las palabras de hojalata fundida fulguran desprendiendo una sombra, hedor torcido, un frío, una grieta pasmando como erecta y sutil, la pasta que alimenta este dolor en el estomago que se digiere como un ácido vomita ultramares, se asfixia en turquesas, deshecho de un fenómeno, de una de muchas, de muchas aguas.

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